Cristina Fernández de Kirchner es para los
argentinos una persona, o alguna cosa, ya que nunca sabremos si lo que vende es
real o ficticio, comparable al fútbol. Levanta pasiones a favor y en contra,
trasciende fronteras y sus decisiones son aplaudidas o criticadas con el mismo
fervor consiguiendo no dejar a nadie indiferente y resultando ser una fuente
inagotable de conflicto de intereses. Se mire como se mire, y con o sin razón
en sus decisiones, Cristina juega con los sentimientos y las necesidades de un
pueblo en beneficio de su carrera política y la de aquellos que le rodean (por
desgracia, esto no es nuevo, ocurre con el 99% de los políticos). Muestra de
ello es la imagen de miles de argentinos celebrando delante de la Casa Rosada
la decisión de su presidenta de nacionalizar o expropiar la compañía Repsol
YPF, como si de una victoria en un partido de fútbol se tratara.
Los que me conocen saben perfectamente que el
aprecio que tengo por esta tierra y sobretodo por sus habitantes, y a la vez,
el poco afecto que como buen catalán tengo por todo lo que proviene de nuestro
país vecino (España), quien también lleva años robándonos, demuestra que mi
crítica a la decisión de Cristina Kirchner no está fundada en defensa de los
intereses de España. Al contrario, lo que la motiva es precisamente la defensa
de los intereses de Argentina.
¿Saben cual es el país del mundo que más
inversión realiza en Argentina? ¿Saben que este país (España, por si no lo
adivinaron) pertenece a una zona económica llamada Comunidad Europea? ¿Que la
Comunidad Europea esta formada por 27 estados? ¿Conocen el número de empresas
con capacidad de inversión que están bajo la protección de estos estados?¿Han
comparado las perdidas económicas que esta decisión puede acarrear con los
posibles beneficios de la expropiación? ¿Conocen los beneficios de los que
gozan los productos argentinos en el pago de aranceles en sus exportaciones a
Europa? ¿Son conscientes de las consecuencias de esta decisión?
Además, prescindiendo de si la decisión es o
no es idónea, el discurso de Cristina Kirchner y su gobierno no es ni mucho
menos coherente. Tomar este tipo de decisiones bajo la bandera del interés
nacional y la defensa del territorio cuando el mismo gobierno permite el
expolio de uno de los mayores valores de Argentina, la Patagonia, no hace nada
más que confirmar mis argumentos.
Con todo, yo no opino sobre si la decisión es
justa o si, realmente, esta justificada la expropiación. Muy pocos tienen toda
la información para opinar sobre el tema. Lo único que manifiesto es que no se
puede dirigir un país como si se tratara de un equipo de fútbol. No vaya a ser
que les ocurra lo que a River.